Breves algos sobre Robert Rodríguez

Machete está lastrada por el tema tan solemne que retrata: la inmigración en la frontera tejano-mexicana. Sin asomo de frivolidad alguna, nos muestra lo crueles que son las instituciones con el desesperado pueblo mexicano. (Odiamos, en esta película, a De Niro). Son temas más afines a gente como Ken Loach o Icíar Bollaín, imaginamos, pero eso no quiere decir que Rodríguez  esté incapacitado para ese registro, simplemente no nos lo esperamos. Y me encanta que lo haya hecho, y me encanta ver cómo lo ha hecho (sin traicionar a su estilo), pero, como decía, creo que el grueso de la película se ve lastrado. Es aburrida; el director está demasiado preocupado por dejar claras su opiniones y sus puntos de vista, alejándose de ese gesto salvaje que normalmente son sus películas. No vemos que se mueva con la naturalidad con la que se mueve entre sus otros mundos. Echamos de menos al RR de siempre. Porque la película roza el panfletismo. Le quitamos la denuncia social, y no vemos nada.

Robert Rodríguez es mejor cuando se deja ir. Bien pobladitas de seres asquerosos y excéntricos, sus películas tienen lo que Bolaño, refiriéndose a otra cosa, llamó "ese aquello que nos atemoriza a todos, ese aquello que acoquina y encacha, y hay sangre y heridas mortales y fetidez". RR es la celebración de lo que acoquina y encacha. Celebración de lo gore y lo exagerado y lo más bestia que se nos pueda ocurrir. Celebración de la irreverencia y la desconexión con lo culturalmente válido y aceptado. Celebración de la extravagancia y la diversión y la no dependencia. Abierto hasta el amanecer y Planet Terror son fiestas de la locura, la rareza y la mugre, con toques de un humor inesperado. The Faculty, hija the The Thing y nieta de Alien, es otra maravillosa exageración de sus códigos (no nos esperamos que de un cuerpo tan bonito surja una amenaza tan monstruosa). Es ahí donde residen los talentos más atractivos de RR. Es en esas películas donde se esconde un gran director.