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Cinco lecturas perturbadoras

Con Plop uno acaba asqueado hasta la náusea. Con un lenguaje violentado, seco y cortante, Rafael Pinedo crea los restos de un mundo decadente donde no queda la más mínima brizna de calor humano. Un microcosmos animalizado regido únicamente por los instintos más primitivos y más crueles: aquellos que fomentan un transcurrir y un acontecer tan alejado de la vida normal que pareciera que estamos ante unas imágenes escritas con una prosa transida por el horror del infierno. Con Subte y Frío siguió Pinedo el camino que abrió con Plop.  

American Psycho contiene las descripciones más escalofriantes que yo haya leído. Recuerdo una en la que Bateman derretía los ojos de una de sus víctimas con un Zippo. De las más amables, por cierto. La imaginería enfermiza del libro es suficiente para que uno tenga, literalmente, crudas pesadillas y se pregunte cómo puede tener uno el talento y la capacidad que tiene Ellis para escribir tan bien. Es aconsejable leer la novela con una de esas bolsitas enceradas que dan en los aviones para contener, limpias y ordenadas, las sacudidas volcánicas de nuestros vómitos. 

Si estás triste no leas a Kafka. La metamorfosis. Cuando la manzana se le queda pegada al cuerpo oímos cómo se quiebra el corazón de Samsa y con el suyo el nuestro. De lo que es capaz la familia uno lo sabe, si no lo sabe ya, por este relato. Cómo uno llega a encogerse hasta desaparecer en la nada triste, agredido por el odio de sus mayores. Enloquecedora atmósfera familiar no muy diferente de la que vemos en sus diarios. 

My Dark Places. Toda la tristeza y el miedo, el desamparo y el terrible desconsuelo del James Ellroy niño empapan, una a una, las páginas de este testimonio casi sepulcral de su infancia. Perturba la realidad a la que nos empuja el libro. 

El quinto no es un libro sino una recopilación apresurada de fragmentos perturbadores. Del aullante Infierno de Dante. De la descripción de la tortura en El hereje de Miguel Delibes. De algunos cuentos de James Tiptree o de Cordwainer Smith, donde la violencia es espeluznante en su contexto cienciaficcionesco y fuera de él es simplemente literatura magistral. De algunos fragmentos de El largo viaje de Jorge Semprún, donde la realidad atroz de su cautiverio está puntuada por escasos momentos de una ira que de nada sirvió. Perturba saber que esa maldad no es imaginada. Algunos poemas de Rimbaud, de Lautreamont, de Leopoldo María Panero, de Pizarnik, son perturbadores hasta decir basta.

Son lecturas que se meten por debajo de la piel, larvándonos lacerantes la cabeza. Es más fácil conseguir eso en cine. Transmitir perturbación requiere un dominio del lenguaje y de la tensión narrativa al alcance de muy pocos.  

Comentarios

  1. El libro más perturbador que yo he leído ya sabes cuál es: "Tadeys". Diría que toda la organización social regida por la violencia institucionalizada de "Plop" sale de ahí, pero el libro de Lamborghini la aborda de modo mucho más frontal, recreándose, y no con ese laconismo helado y emocionalmente átono, moralmente desconectado, de Pinedo. Hubo un momento en que pensé en abandonar, cosa que nunca antes ni después me ha sucedido, poco empático que soy con la ficción. El libro vale la pena, no solo por su contundencia, que, sin nada más, serían solo meros fuegos de artificio.

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  2. Yo diría que Pinedo afronta sus mundos con una visceralidad descarnada y sin piedad, contenida, en parte, por el lenguaje empleado, que espejea la realidad fría, como dices, del mundo y su violencia congénita. Creo que la parquedad descriptiva de Pinedo no mengua su capacidad perturbadora. Al contrario, la acentúa. Son impulsos sugeridores de un mal que está más allá del lenguaje. No le hace falta recrearse. Lo que he leído de Lamborghini me ha parecido propio de una mente enferma, pero todavía tengo pendiente la lectura de Tadeys. Espero leerla algún día.

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  3. Verás, joven contertulio, lo que yo quería decir es que en el despojamiento de Pinedo hay, creo, una voluntad de mostrar, con los efectos perturbadores que de ello se desprenden, cómo el desballestamiento de la moral de los personajes ha derivado en una aceptación acrítica, impávida, de los deshumanizados códigos de comportamiento por los que se rigen. No hay remordimientos, nada se cuestiona, ni siquiera trata de explicarse: hay solo una aceptación, con ocasionales sesgos agresivos, del enloquecedor status quo, y la prosa, en las inflexiones narrativas, lo refleja. No diría, no, que "la parquedad descriptiva de Pinedo" mengue su "capacidad perturbadora", no es eso lo que trataba de sugerir; solo apuntar, sin connotaciones valorativas de ningún tipo, que la materia lingüística de que se sirven Pinedo y Lamborghini es casi opuesta (esencializada en el primer caso, barroca, exuberante, expansiva, proliferante e impetuosa en el segundo), pero que retratan sociedades con más de un punto de intersección. "Tadeys" puedo dejártelo. Es harto recomendable. No me sorprendería que en algunas de sus capas de lectura se escondieran guiños malintencionados a "El señor de los anillos" y, a su vez, juraría que en "El cielo de Pekín", de Miguel Espigado, hay una reformulación de su escena clave vía la pasión que el autor siente por Bolaño, que es el que nos descubrió a Lamborghini a, sospecho, prácticamente todos.

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  4. Pese a su brevedad, la novela de Espigado me pareció lenta y pesada. (Entiendo que Tadeys tiene más personalidad). Tendría que leer Tadeys para poder contestarte con propiedad, pero quiero decir que el lenguaje exfoliado y, como decía, cortante de Pinedo me parece que le viene como anillo al dedo para dibujar los personajes que sobreviven como buenamente pueden en ese mundo desollado. Creo que Pinedo recurre con acierto a ese tipo de lenguaje. No dudo que detrás de Pinedo esté Lamborghini, por otra parte.

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  5. A mí no me disgustó por completo, pese a verla un tanto descoyuntada y arrítmica. Yo creo que, esta vez, preferí la torrencialidad lamborghinesca, aun y cuando "Plop" es, sin duda, un libro mucho más redondo (en parte porque Lamborghini no persigue la forma armónica, en parte por la condición de "Tadeys" de obra inacabada). Esta filiación que establezco es una conjetura más que una tesis que pueda demostrar. En cualquier caso, no diría que sobrevivan "como buenamente pueden", pues la instauración de un ejercicio reglamentado del horror va, en la sociedad descrita en "Plop", mucho más allá de los simples requerimientos de la supervivencia.

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  6. No, tienes razón. La institucionalización del horror, la animalización perversa de la vida en Plop impide que alguien sobreviva como buenamente puede porque, entre otras cosas y si mal no recuerdo, no hay nada que pueda en ese libro llamarse vida y por tanto no se 'sobrevive' en ese mundo, simplemente se espera uno a que le llegue la muerte. El libro de Lamborghini debe de ser una locura, por otra parte.

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  7. Más bien me refería a que ese "como buenamente pueden" implicaba una cierta idea de que, en "Plop", los seres humanos hacen lo que, por las condiciones en que se encuentran, deben hacer para sobrevivir; ese adverbio preservaba cierta noción de una bondad coartada por las circunstancias, cierta consideración hacia los personajes, insinuaba en ellos escrúpulos éticos; pero creo que sus acciones van mucho más allá, subsumidas en la totalidad de un proyecto de organización brutal que ha dejado atrás, hace demasiado tiempo, toda idea de brújula moral y que ya no está destinado únicamente a garantizar la supervivencia en tiempos difíciles sino a cultivar abiertamente el horror. El libro de Lamborghini es, en efecto, una puta locura. La sodomía está en él institucionalizada; hay barcos en cuyas cubiertas se sodomiza dolorosamente a los niños hasta convertirlos en homosexuales. Y eso es solo un apunte.

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  8. Ah, no. El como buenamente pueden lo he utilizado en su acepción más puramente convencional, en su sentido de frase hecha habitual. No que hubiera una noción de bondad, sino de más o menos resignada impotencia. Hago esto o lo otro como buenamente puedo, esto es, reconociendo los límites que uno tiene, la dificultad que se tiene para hacer algo.

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  9. Hmmm, insisto: creo que no se trata de "resignada impotencia" o de moverse dentro de los límites, trabajar con las dificultades que uno tenga: creo que hay un cultivo deliberado del horror por parte de la mayor parte de los personajes; de Plop sin duda, y de los que ocupan cargos electos. Podrían, pese a las dificultades materiales, trabajar dentro de unos límites mucho más racionales, pero escogen conscientemente el infierno. Así lo veo yo, vamos.

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  10. Tendría que releer la novela, la verdad. Hace un par de años que la leí, y hablo de memoria, pero sin duda estamos ante unos personajes, o una comunidad, regida por el mal, sí. Creo recordar, aunque quizá me equivoco, algún gesto de humanidad, de calor humano, ahogado por la estructura del horror que atenaza a los personajes, pero gesto al fin y al cabo. Las élites de la novela tienen una clara vocación por el mal, qué duda cabe, y vemos cómo el mismo Plop sigue esos pasos, pero creo recordar que de entre los secundarios, como digo, había algún asomo de ternura ahogada, pero ternura. En fin, quizá lo recuerdo mal.

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  11. Sí, lo hay; pero, en efecto, testimonial, ahogado. Pero sí, es cierto.

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  12. Cosa que hace de la novela algo aún más perturbador, yo diría.

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  13. Pienso en la abuela que acoge a Plop al principio de la novela. Y que nunca lo "usa" (en esa acepción de "usar" tan recurrente en el texto, tan enfermiza).

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  14. Cierto, sí. Lo de "usar" recuerdo que me dejó helado. Esa frialdad.

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