¿No sabes qué hacer? Ve al cine

La crítica ha vapuleado la última película de Clint Eastwood, 15:17 Tren a París. Fiel a su glosa particular del heroísmo norteamericano –exclusivamente norteamericano–, Eastwood retrata las vidas de los tres estadounidenses que frustraron el ataque terrorista en el tren de Ámsterdam a París en el verano de 2015. El subtexto religioso de predestinación del héroe es molesto y caduco: ahí está el fallo de la película. Los críticos han criticado su ritmo, su torpeza narrativa. Pero no estoy de acuerdo. Creo que la película aporta un trasfondo personal de los tres amigos reales (tan reales que ellos mismos protagonizan la película, los ya no tan anónimos ciudadanos que iban en el tren), que se erige en sólido telar de fondo para que veamos qué les une como amigos, dónde surgió y cómo creció su amistad a tres bandas. Yo la he visto como película sobre la amistad, y así me ha encantado. No hay ningún plano memorable, ningún movimiento de cámara significativo, y sí hay, en cambio, diálogos de vergüenza ajena (pienso en la madre de uno de los protagonistas cuando le dice al director del colegio donde va su hijo que su dios es más importante que él). Pero es un bonito canto a la amistad. Mejora la cosa si la vemos así. 

The Florida Project. Ah, The Florida Project. Aquí llegamos a una de las películas más emocionantes de los últimos años. Protagonizada por críos de seis años en un verano del Miami más depauperado, la película nos lleva a terrenos incómodos, a realidades ásperas que son vividas de maneras muy diferentes por adultos y por niños. Vemos el submundo pobre de Estados Unidos, con una madre que tiene que hacer lo que sea para pagar el alquiler, las encantadoras travesuras de su hija y sus amigos, y la reacción de los adultos, censuradores y sordos, a esas mismas travesuras. Y el ruido de los helicópteros que va pautando la película como si estuviéramos en una zona de guerra. Otro canto a la amistad, también. Y el final. Vaya milagro de la vida que es ese final de película. Sobre todo por un momento en concreto. Un momento del final. Por una reacción que se ve en el final, final. Al director Sean Baker le doy las gracias.

El arco narrativo del personaje que interpreta Sam Rockwell en Tres anuncios en las afueras quizá da un acelerón demasiado brusco a mitad de película, pero es uno de sus aciertos mayores. Martin McDonagh ha escrito uno de los guiones más potentes de los últimos años, Frances McDormand está de Óscar, y Woody Harrelson es uno de esos secundarios memorables que a poco que te descuides te roban la función.

También están poniendo a parir a una de las películas que escogí para mi lista de las mejores de 2017: Thank Your For Your Service, que en castellano se ha traducido como Deber cumplido. En El país, en El periódico, en El mundo, en Espinof. En todas partes la están poniendo a parir. Con una actuación principal de Miles Teller contenida pero reveladora, la película no merece ni de lejos tanto desprestigio. Muestra las consecuencias de la guerra de Irak en tres soldados que, como ya hemos visto tantas otras veces, no se adaptan al volver a casa. No pueden lidiar con lo que llevan encima. Quizá no sea la película más crítica con el ejército, pero la burocracia queda retratada como lo que es –un sistema de desorientación interesada– y la insensibilidad del ejército, sumado a ese irónico título, queda patente en momentos clave de la película. Las reacciones de los personajes a la situación que están viviendo, y cómo se tensan sus relaciones, son muy creíbles: es una película de gente que necesita ayuda. La hipocresía del ejército está representada aquí sin enfado, sin acritud. Un poco como quien da por sentadas ciertas cosas.

¿Qué tienen en común Manchester frente al mar, Tres anuncios en las afueras y la recentísima  Lady Bird? Que en las tres interviene Lucas Hedges. Impresionante actor joven que junto a Saoirse Ronan hacen de Lady Bird una firme candidata a mejor película del año, aunque no sea tan escandalosamente extraordinaria como The Florida Project.

Todo esto es mucho más recomendable que La forma del agua. La verdad.