Etiquetas

Mostrar más

El verano no se lo merece

¿Por qué un texto sobre Fernando Sánchez Dragó? No hay un gran motivo, la verdad. Siempre me ha parecido un personaje curioso. Cae mal pero nadie lo ha leído. Es criticado pero nadie lo ha leído. Esto se debe, seguramente, a que él mismo se ha encargado de convertirse en un showman televisivo. Un showman televisivo y tendencioso, tergiversador de la realidad, que no deja escapar la más mínima oportunidad para hablar bien de sí mismo en su propio programa de entrevistas, invadiendo el espacio del entrevistado, y promotor de lo que el crítico Ferran Monegal ha llamado, desde hace años, "sifón", es decir, la nada; una nada molesta y agresiva en su forma, pero nada al fin y al cabo. Esta faceta de su personaje ha eclipsado al escritor y ensayista, y lo que percibimos de él, la opinión que tenemos de él, se debe principalmente a lo que de él vemos en la tele. No a su obra. Yo mismo, por ejemplo, empecé a frecuentarlo cuando presentaba Negro sobre blanco. Recuerdo la entrevista que le hizo a González Ledesma, para mí la mejor, y la que, con el tiempo, se ha convertido, gracias a Youtube, en un pequeño gran éxito: la entrevista a Alejandro Jodorowski. Por fin, después de leer Eldorado, puedo decir algo sobre él.

A ver, sobre esta novela... El único placer que podemos obtener de su lectura es el de la burla. La voz y la actitud del narrador provocan unos incontenibles ataques de hilaridad. Ejemplos:

"Ya en su borde [el de la playa] salté, hice una pirueta en el aire y de una sola zambullida me bebí el Mediterráneo. Me apoderé de la antigüedad de su fábula.Me convertí en sangre de su sangre. Viví la evolución de lo creado. Toqué el venero del ser. Reconstruí la Historia".

(Hay otros ejemplos aún mejores).

Otro (un diálogo con su novia de verano):

"-Sí. Y te amo. ¿Lo notas?
-Lo noto. ¿Estás algo trompa? A lo mejor confundes la borrachera con el vacío.
-Es posible. Soy un idiota. Pero eso sí: de Dostoyevski".

Madre mía.

Tres temas o ejes vertebran la conducta del narrador y su amigo, Julio: el alcohol, las mujeres y la despreocupación propia de la adolescencia. La visión romántica de la juventud y la despreocupación idealizada de la vida se suman a la arrogancia y al machismo de su actitud. En ocasiones, cuando describe -mal- las escenas de sexo, habla de "portarse como un hombre" y de que la "impudicia es natural en la mujer". Y no hay rasgo alguno de ironía en estos pasajes. Dragó no quiere denunciar una concepción retrógrada del mundo. Simplemente es así. El narrador no duda nunca de nada. El texto no nos ofrece argumento alguno para que deduzcamos que si sus personajes son así es porque quiere criticar o parodiar o cuestionar esas actitudes. Al contrario: se vanaglorian de ello.  

Sus descripciones, por otra parte, no crean imágenes nítidas en nuestra mente. Contradictoriamente, se ven menguadas por el abuso innecesario de adjetivos. El barroquismo cansa y acaba siendo contraproducente. Salpicado de referencias veladas pero fáciles de identificar, el texto quiere ser una celebración de la vida y de tópicos peligrosos como el carpe diem. De ahí la cursilería de muchas escenas y diálogos. Es todo muy ridículo.

Creía que Eldorado tendría algún tipo de relación con la ciudad mítica que encandiló a Lope de Aguirre. En la novela de Dragó Eldorado es un bar donde les fían en verano. Eso es todo.

Comentarios

Entradas populares