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Ladies & Gentlemen... Ms. Dolly Parton

Hay canciones, como hay películas y poemas, que no pierden la frescura de la novedad por veces que las escuches. No hay manera de agotarlas.
En un capítulo de Padre de familia, Stewie reta a Brian a enumerar no sé si veinte o treinta canciones cuyo título sea un nombre de mujer. El perro acepta y, sin inmutarse, muy rápido, acaba la lista.

Después de esta escena no es difícil que nos entren ganas de hacer lo mismo y enumerar todas las canciones que conozcamos con nombre de mujer. Una de ellas, "Jolene", de Dolly Parton, es de las que, como decía al principio, no pierden la frescura de la novedad. Quizá la más famosa de sus canciones es "I Will Always Love you"; canción que, muchos años después, frente a un público masivo, Whitney Houston habría de llevar a límites insospechados de sofisticación y delicadeza. Sin embargo Parton, también conocida como la Reina del Country, escribió "Jolene", mucho menos conocida, pero de una inesperada carga conmovedora. 

En la canción pide que la tal Jolene no le robe el novio. Que ante su belleza aplastante ella nada puede hacer. Que tenga piedad por ella y le deje estar con el hombre al que quiere. Que Jolene, con toda la hermosura del mundo a cuestas, podrá conseguir siempre al hombre que desee, pero ella, incapacitada para esa clase de competiciones, sólo tiene a uno, a éste. Que por favor. Que no lo haga. Que no.

Vemos en toda su crudeza lo que hace el desamparo. El miedo ése tan comprensible y extendido a que venga otra persona y nos robe lo que amamos. El miedo a entrar en lo que podríamos llamar la inmensa cúpula de la soledad y el dolor. La cantante, consciente de sus limitaciones, se sitúa en un plano de inferioridad con respecto a la rival. Le pide clemencia. Le pide que entienda que ella está inerme ante su figura encantadora. Que está debilitada. Y la verdad terrible de estas cosas: Mi felicidad depende de ti. ¡Ah! Estar a la merced de tus verdugos. De eso está hablando (o cantando) Dolly Parton. Es el canto de alguien indefenso y acobardado por la presencia de un rival amenazante. De un rival que acecha el amor de una vida. Esta canción nace del tan comprensible miedo a la pérdida.

Yo, la verdad, no sé si esto es cursi o no, pero no logro cansarme de la canción. De lo inusual de su mensaje. De lo natural que es su miedo y su plegaria. Claro que sí.

(El alienígena Roger, de la serie American Dad, canta el principio de esta canción, en un capítulo, como forma de autoestímulo. Él es así).

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